Es indispensable que pienses en las decisiones sobre cómo envasar tu producto. Esto no sólo por los factores de higiene y conservación, sino que también porque a través de este informas al cliente datos importantes como fecha de vencimiento, contenido y proyectas la confiabilidad necesaria para llegar a su decisión de compra.
Todo empieza cuando la persona tiene la necesidad de tu producto y empieza a buscar cómo satisfacerla. Es aquí donde debe empezar a informarse o hacer uso de la información que ya tiene sobre los productos que le pueden cubrir su necesidad. Ante la oferta, el consumidor debe empezar a filtrar sus opciones teniendo en cuenta variables como utilidad, precio, calidad y el empaque, y qué mejor que mostrar tu producto a través de este.
El empaque va muy ligado con el factor de calidad, pues así tu producto sea de buena calidad, no podrá terminar siéndolo integralmente si no lo complementas con un empaque que logre conservar sus propiedades de fabricación y que comunique todo lo que el cliente asocia como calidad.
De poco sirve que tu producto cumpla con todos los estándares de calidad en su producción, si en tu empaque no lo destacamos, especialmente si tu marca es nueva y no hay oportunidad de que el consumidor te elija basado en una experiencia previa. Por ello el empaque no es algo que debas tomar a la ligera; este debe tener una estrategia específica, tal como cualquier otra fase del proceso de elaboración de tu producto.
La conexión visual de tus clientes con el producto es fundamental, esto permitirá una mayor confianza y una mejor conexión con la marca, lo que resultará en un mayor porcentaje de ventas.
Considera mostrar tu producto a través de su empaque para que el cliente lo tome en cuenta.
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